Para el resto, entre las que yo navego, van estos sabios consejillos.
Usted seguramente habrá recibido una nota o un email en el que se le informa que tiene poquísimos días para confeccionar un sencillísimo vestidito a cuatricomía con bodoque bordado en festón a doble punta y tirabuzón cardado en tejido afrijolado aprobado por el Benelux para que su preciosa hija/o se luzca en el festival navideño del cole.
Paso al tuteo, que ya estamos en confianza. La torpeza une mucho.
Amiga, no estás sola. Cienes y cienes de madres torpes te acompañan en la angustia de estos momentos. Vayamos por partes.
La primera es entender qué se espera de nosotras. Porque esa es otra, vieran la nota que me ha pasado la seño de mi Lola: jeroglífico absoluto en el que la palabra "creativo" "imaginación" y "fantasía" se repiten más que el ajo en alioli pero ni una pista de cómo debe quedar el vestidico de marras.
Te recomiendo que hables con otras madres y aproveches para sondear la posibilidad de eliminar de una vez para siempre los festivales navideños de la faz de la tierra. Los carga el diablo, y eso, amigos, en antinavideño. Te sorprenderá la buena acogida que puede tener esta proposición. Y ten en cuenta que tu hijo en muy pequeño. No los va a echar de menos.
Tras un repasito de los buenos a la seño, pongan en funcionamiento el escáner de la madre hábil, detéctenla y abrillanten su mejor sonrisa: a por ella¡¡. Esto es una contrareloj para hacerse su nueva mejor amiga en tiempo record y se vale todo: soborno, chantaje, baja inducida del adversario... lo que sea necesario para que nuestra nueva mejor amiga nos haga amablemente el vestidito de marras. Aunque esto nos cueste pagarle una semana en un spá balinés. Merece la pena.
Una vez que hayas conseguido el dichoso vestuario, te recomiendo que apliques una tarifa plana de atenciones y detalles a la madre hábil para echar mano de ella cuando se presente el festival de primavera, el de la castaña, el de la pera en almíbar, el del profesor barbudo, el del chorizo ibérico y todos los demás que siempre serán demasiados para una madre torpe.
Una vez llegado a este punto, sólo te queda (y esto es muy importante) poner a buen recaudo el vestidito hasta el día de la función. Porque ya sabemos cómo las gastan nuestros churumbeles y esa afición a comer espaguetis con el disfraz puesto... imagínense el resto. Que el spá balinés está carete, si lo sabré yo.
Y con estos buenísimos consejos que les doy, sólo les queda poner en marcha el vídeo y atormentar durante meses a amigos y familiares con el minuto y medio de actuación estelar de su criatura.
Que ya les veo venir.